La comarca de las Hurdes, al norte de la provincia de Cáceres, es un auténtico paraíso natural. Gran parte de su atractivo viene de su gente. Los hurdanos están orgullosos, con razón, de su tierra y les gusta hablar de ella con los viajeros que llegan a conocerla.
LAS POBLACIONES DE LAS HURDES
No son muy grandes las poblaciones hurdanas: pueblos de nombres atrayentes como Nuñomoral, Caminomorisco o Pinofranqueado concentran los servicios más importantes de la región: las escuelas, centros sanitarios, bancos o supermercados.
Las alquerías son conjuntos de casas o granjas que forman una pequeña población que depende de otra mayor. Muchas de ellas conservan parte de su arquitectura tradicional. La palabra viene del árabe al-qaryah que quiere decir “poblado”.
El Gasco o Riomalo de Arriba son dos de las alquerías en las que mejor se conserva la arquitectura tradicional. El Gasco es probablemente la localidad más conocida y visitada de las Hurdes. Desde ella se puede caminar al Chorro de la Meancera o al Volcán del Gasco, una curiosa formación geológica.
La típica casa hurdana es de pizarra y tiene tres plantas: la baja servía de cuadra, la primera de vivienda y la alta, el “sobrao”, se usaba como secadero o almacenaje de productos de la tierra.
Los nuevos tiempos trajeron nuevas construcciones modernas que poco a poco sustituyeron a las tradicionales, pero todavía se pueden ver magníficos ejemplos en las alquerías de El Gasco, Avellanar, Sauceda, Aceitunilla o Riomalo de Arriba. Algunas han sido restauradas y convertidas en alojamientos rurales.
APUNTES HISTÓRICOS
Sabemos que las Hurdes estuvieron pobladas desde la Prehistoria gracias a los petroglifos en los que los hombres dejaron sus huellas sobre las piedras, a veces en lugares remotos. Nuestro afán por dejar “graffitis” por los lugares por los que pasamos viene de lejos en el pasado.
En el “Tesito de los Cuchillos”, a unos 15 minutos caminando entre Castillo y Las Erías, junto a los meandros del río Esperabán, nuestros antepasados grabaron en la piedra varios signos entre los que se pueden distinguir con claridad asteriscos, pisadas y unas espadas o cuchillos. Junto a ellos nos ha llegado una inscripción en latín que se puede traducir como “cuidado con mis armas”, gracias a esto sabemos que datan de la época romana, aunque algunos grabados son seguramente anteriores.
En tiempos de los romanos las Hurdes dependían de la ciudad de Cáparra de la que quedan restos que vale la pena visitar, como el impresionante arco junto al foro.
LA EDAD MEDIA
Durante la dominación de los visigodos, el territorio estuvo bajo la influencia de la sede episcopal de la ciudad de Coria, que conserva monumentos tan interesantes como su Catedral o el Castillo de los Alba.
Musulmanes y cristianos se asentaron en estas tierras, que utilizaron para la agricultura y sobre todo la ganadería. Nunca estuvieron demasiado pobladas, pero poco a poco las casas de pastores y las majadas se transformaron en pequeños poblados o alquerías.
La vida no era fácil, para poder cultivar las tierras fue necesario construir terrazas en las laderas de las montañas, creando un paisaje que nos hace pensar en los arrozales asiáticos; el agua siempre fue abundante, pero hubo que canalizarlo para poder regar los cultivos. La ganadería ha sido tradicionalmente uno de los principales recursos económicos, especialmente la caprina (de las cabras). El ingenio de la gente para mejorar su nivel de vida llevó a la expansión de la apicultura, que todavía hoy una de las principales actividades económicas en las Hurdes.
Las órdenes religiosas llegaron para colaborar en la repoblación de las Hurdes, dejando algunos conventos como el monasterio franciscano de los Ángeles, del siglo XIII, del que quedan las ruinas.
Las Hurdes Altas, que por entonces incluían las Batuecas (que hoy pertenecen a la Comunidad de Castilla y León), y las Bajas entraron dentro de la jurisdicción de Granadilla, pero en el siglo XIII la zona alta se convirtió en dehesa de otra villa importante, La Alberca, cosa que no gustó demasiado a los hurdanos, que se quejaban de los altos impuestos que tenían que pagar.
LA APICULTURA
DESDE EL SIGLO XV
A partir del siglo XV las Hurdes entraron a formar parte del dominio de la Casa de Alba. En el siglo XVI llegaron a la comarca algunos moriscos llegados desde las Alpujarras de Granada; ellos dieron el nombre a una de las poblaciones más importantes: Caminomorisco.
La dependencia de la Alberca terminó en 1833, cuando con la nueva división en provincias, ésta pasó a formar parte de Salamanca.
La vida siguió siendo complicada, las enfermedades y la malnutrición en muchos casos bajaban la esperanza de vida. A comienzos del siglo XX llegaron a estas tierras el rey Alfonso XIII, intelectuales como Unamuno y el médico Gregorio Marañón que vieron en persona el aislamiento y los problemas de la región. Pero de todos los visitantes, el que mayor impacto causó fue el director de cine Luis Buñuel.
En la pequeña alquería de Cambrón se puede visitar el Centro de Interpretación del Agua. Los guías dan allí todo tipo de información sobre la flora, la fauna, la historia y la vida en las Hurdes.
BUÑUEL Y LAS HURDES, “TIERRA SIN PAN”
Este documental de 1933 pone los pelos de punta. Buñuel se esmeró en sacar en su obra lo peor de lo peor, presentando un panorama terrible. Muchos de los mayores dicen que el director no fue muy parcial y que preparó la escena para dar esa visión de terrible abandono y salvajismo que vemos en su película. La vida era dura, ciertamente, pero también había cosas buenas, nos cuentan. En cualquier caso, Buñuel consiguió llamar la atención de las autoridades; aunque la posterior Guerra Civil y postguerra no ayudaron demasiado a mejorar las condiciones de vida en las Hurdes.
Si quieres ver «Tierra sin pan»:
En los años 40 la política franquista de desarrollo hizo desaparecer parte de la vegetación autóctona para plantar pinos por todas partes. Hoy están totalmente integrados en el paisaje hurdano; en los últimos años se han vuelto a explotar, pues su resina se exporta a China.
En la actualidad las cosas han mejorado bastante; todavía hay problemas de desempleo, lo que obliga a emigrar a muchos de sus habitantes a otros puntos de España; pero la diversificación económica y el turismo de naturaleza son la apuesta para tratar de evitar la despoblación de esta zona rural maravillosa.
LA NATURALEZA EN LAS HURDES
Aunque en las Hurdes hay alquerías con mucho encanto, el mayor atractivo son sus espacios naturales.
En las Hurdes Altas el paisaje es más abrupto y montañoso, en las Bajas algo más llano, pero en ambas el gran protagonista es el agua. Los ríos fluyen por profundos valles en los que la tierra se ha aprovechado creando terrazas para cultivar cerezos, olivos u otros árboles frutales. En muchos puntos de las Hurdes el agua ha creado curiosas formaciones como los meandros de Melero o Martilandrán, y cae en formas caprichosas como en los chorros de Meancera, Ovejuela o Los Ángeles, entre otros muchos, quizás menos conocidos.
Los ríos en las Hurdes fluyen modelando el paisaje, creando figuras como estos impresionantes meandros, curvas muy pronunciadas. El de Melero, desde el mirador de la Antigua, cerca de Riomalo de Abajo, es una de las imágenes más conocidas de toda Extremadura.
Aunque el pino domina en la vegetación de la comarca, se han conservado reductos de bosques de tejos o madroños, además de olivos, encinas, castaños y árboles singulares como el enebro de Las Mestas.
En verano los hurdanos se refrescan en las piscinas naturales que suponen un ejemplo de aprovechamiento de recursos. Esa sostenibilidad de la que tanto se habla: las zonas de los ríos más cómodas para el baño han sido adaptadas para, con unas pocas modificaciones, crear auténticas piscinas que aprovechan el agua que baja de las montañas.
El agua se precipita en chorros y cascadas en muchos lugares de las Hurdes, algunas son muy visitadas porque su acceso es relativamente fácil, como es el caso del Chorro de la Meancera cerca del Gasco o el de Ovejuela, para llegar a ellas hay que caminar una media hora por parajes espectaculares. Otras cascadas son más inaccesibles y desconocidas, un reto, para los que quieren más aventura.
ALGUNAS PALABRAS Y EXPRESIONES
La comarca es un territorio dentro de un país o una región que tiene unas características que la diferencian de otras zonas.
El “sobrao” en la arquitectura popular es la parte alta de la casa, justo debajo del tejado, que solía usarse para guardar los productos agrícolas o ganaderos. También tenemos la palabra desván, en el que se suelen guardar trastos. Un trasto es un objeto que no utilizamos.
La sede episcopal es la ciudad principal desde la que un obispo controla un territorio que está bajo su administración en el aspecto religioso.
Asentarse en un lugar es quedarse a vivir al menos un tiempo en este lugar.
Una majada es una construcción en la que los pastores guardan el ganada, y que sirve de refugio al pastor por las noches.
Una dehesa es un bosque de encinas, alcornoques con pastos para los animales, que el hombre ha utilizado para mejorar su economía.
La malnutrición es la falta de una dieta de comida variada. Es decir, una dieta desequilibrada en la que faltan alimentos importantes. Otro concepto relacionado es el hambre.
Algo nos pone los pelos de punta cuando nos horroriza, cuando nos causa impresión o miedo.
Esmerarse en hacer algo es hacerlo con especial cuidado y atención.
Ser parcial en un asunto es tener una posición a favor de una visión o situación, por simpatía o interés. Lo contrario es ser imparcial.