Domenikos Theotocopulos, el Greco, es uno de los genios de la Historia del Arte Universal, lo es por su estilo tan personal y  fácil de reconocer, por su manera de expresar la espiritualidad de una época y por la enorme influencia que ha tenido en los pintores de las vanguardias europeas de finales del siglo XIX y los comienzos del XX y que sigue teniendo en nuestros días.

El GRECO EN CRETA

Nació en el año 1541 en Candía, la actual Heraklión, en Creta, que entonces estaba bajo la órbita de la ciudad de Venecia.

Poco sabemos de su vida allí. Tenemos tres obras suyas confirmadas, una firmada,  que nos muestran a este “primer Greco” pintor de iconos.

Los fondos dorados, la enorme cantidad de personajes en las composiciones o las figuras casi planas son algunas características de estos iconos que representan el mundo religioso heredado de los bizantinos.

La Dormición de la Virgen en Ermúpoli, Grecia, está firmada por el artista. En ella vemos que el Greco pintaba iconos a la manera bizantina, pero que también introducía elementos propios del Renacimiento italiano, como el volumen de algunas figuras.

En este icono aparece esa división en dos mundos, el cielo  y la tierra, tan propia de su época y que el Greco convirtió en una de las principales características de sus obras posteriores.

EL GRECO EN VENECIA

Ya era un maestro pintor cuando se mudó a Venecia en 1567. Aquí entró en contacto con los grandes genios venecianos como Tiziano, Tintoretto, el Veronés o Jacopo Bassano. De ellos aprendió el uso de la perspectiva, (conseguida por medio de arquitecturas idealizadas en diferentes planos), el movimiento de las figuras con sus gestos y, sobre todo, el uso del color, que era la especialidad de la pintura veneciana.

El lavatorio de pies de Tintoretto, Museo del Prado, Madrid

Gracias a la perspectiva tenemos esa «sensación» de que lo que vemos en el cuadro es una escena real.  En el extremo derecho Cristo lava los pies a algunos de los Apóstoles. Los gestos cotidianos de cada personaje y los pequeños detalles  ayudan a contar la historia y a que nos sintamos más identificados con el tema. Para ello sirve el perro en primer plano, muy habitual en los cuadros venecianos. 

Si visitamos el Museo del Prado y vemos la obra in situ comprobaremos que el cuadro  «se mueve», la arquitectura y el suelo cambian de orientación según los vemos desde un punto u otro de la sala. Son efectos ópticos que Tintoretto manejaba perfectamente. Era un auténtico maestro de la escenografía.

La Curación del Ciego de El Greco, Metropolitan Museum, Nueva York

Es una de las diferentes versiones de este tema que el Greco pintó a lo largo de su vida.  Ha aprendido bien la técnica de la perspectiva. Los detalles y los gestos contribuyen a contarnos la historia de este milagro de Cristo. El tema fue muy popular en la Contrarreforma, pues para los católicos los protestantes eran «ciegos» a los que había que «abrir los ojos».

Gran parte de lo que sabemos del Greco proviene de documentos y de las anotaciones que el pintor hizo en algunos de los libros de arte que tenía en su biblioteca. De Tiziano habla maravillas, también de Tintoretto, de él dice que La Crucifixión de la Scuola de San Rocco en Venecia es “la mejor pintura que hay hoy en el mundo”.

​EL GRECO, PINTOR MANIERISTA

Tintoretto, Parmigianino (otro pintor admirado por el Greco, junto a Correggio), y el mismo Greco entran dentro del grupo de los “pintores manieristas”.

El Manierismo es una especie de reacción a la perfección casi científica del Renacimiento; en la segunda parte del siglo XVI los pintores muestran las emociones con figuras a veces distorsionadas que hablan mediante gestos y el movimientos de la manos; todo ello en escenarios de luces extrañas, casi irreales.

Ciertamente el Greco tenía todas esas características, que llevó a lo largo de su carrera a extremos muy personales.

ROMA Y MIGUEL ÁNGEL

De Venecia marchó a Roma, donde probó suerte protegido al principio por la familia Farnese, en cuyo palacio vivió dos años.

En algún momento el pintor cayó en desgracia. No consiguió grandes encargos. Algunos creen que fue porque criticó a Miguel Ángel, el gran héroe de la pintura en Roma. Es cierto que en sus anotaciones no habla muy bien de él “Miguel Ángel era un buen hombre que no sabía pintar”,- dijo; aunque siempre lo admiró como escultor y arquitecto; con todo, hay pinturas como la Trinidad (Museo del Prado) que tienen clara influencia de este genio del arte italiano, considerado el iniciador del Manierismo.

La Trinidad fue pintada para el retablo de la Iglesia de Santo Domingo en Toledo. Tomó la escena de un grabado de Durero, pero también le influyó mucho la Piedad de Miguel Ángel, en concreto la de la Opera del Duomo de Florencia.

EL GRECO EN TOLEDO

Desconocemos cuáles fueron las razones que llevaron al pintor a dejar Italia e instalarse en Toledo, quizás fue animado por sus amigos humanistas toledanos, como Luis de Castilla, gracias al que consiguió dos importantes encargos en la ciudad.

Hay teorías que hablan del interés del Greco por pintar para Felipe II y convertirse en uno de los grandes artistas del Escorial; si así fue, debió de quedar decepcionado porque al rey no le gustó la gran obra que pintó para él, El Martirio de San Mauricio. Era un cuadro demasiado novedoso, por sus luces,  sus figuras alargadas y sobre todo, por la manera de contar la historia de este santo mártir cristiano. Según el rey, el cuadro no seguía demasiado bien el espíritu de la Contrarreforma.

LOS PRIMEROS ENCARGOS EN TOLEDO

El retablo de la Iglesia de Santo Domingo fue su primer gran trabajo en la ciudad, junto al Expolio de la Catedral. En los dos se ve ya una evolución grande con respecto a su pintura anterior.

El Expolio se conserva en su lugar original, en la sacristía de la Catedral de Toledo. Cristo en el centro, con una túnica roja, que simboliza la pasión que está a punto de comenzar, aparece rodeado de un soldado  (con una armadura propia del XVI) y todo tipo de personajes mundanos; algunos de ellos parecen casi caricaturas por su aspecto grotesco.

Su gesto, con la mano en el pecho y los dedos corazón y anular juntos, parece indicar su compromiso y aceptación de la pasión que va a sufrir. Las figuras del Greco siempre hablan con las manos.

EL ENTIERRO DEL CONDE DE ORGAZ

Para muchos especialistas es  su obra maestra. Afortunadamente se conserva también en el lugar para el que fue pintado, la Iglesia de Santo Tomé en Toledo.

El cuadro nos cuenta el entierro del Conde de Orgaz, que vivió en el siglo XIV. Este hombre había siempre sido un gran benefactor de la Iglesia de Santo Tomé a la que otorgó  unas rentas de su señorío de Orgaz. Incluso dio instrucciones para que , después de su muerte,  sus descendientes siguieran haciéndolo; pero estos dejaron de pagar y en el siglo XVI  los religiosos pusieron un pleito que ganaron. Para celebrarlo, contrataron al Greco que debía pintar  la escena del entierro milagroso del Conde. Según la leyenda, dos santos,  San Esteban y San Agustín, bajaron del cielo para depositar su cuerpo en la tumba (la tumba real está justo debajo de la pintura del Greco con lo que todo el cuadro es casi como un trampantojo).

Aparecen en la parte terrestre una colección de personalidades de la élite intelectual toledana entre los que está el Greco, que nos mira fijamente; además retrató a su hijo, Jorge Manuel, es el niño que nos señala con el dedo el milagro.

Un ángel sube el alma del conde al cielo (fíjate en qué manera espiritual pinta el alma). Está justo en el centro del cuadro, uniendo los dos mundos; si subimos al cielo vemos una escena de la Gloria que nos recuerda al cuadro que Tiziano había pintado para Carlos I; como en esta obra, el rey Felipe II está entre los santos y elegidos.

LOS RETRATOS

Velázquez admiraba enormemente los retratos del Greco. De hecho, guardaba tres de ellos en su taller.

El Greco era capaz de reflejar perfectamente la individualidad y carácter de sus retratados y al mismo tiempo dejar su huella personal, su propio estilo.

El Caballero de la Mano en el Pecho en el Prado es su retrato  más conocido. No está muy claro quién es el retratado, hay varias teorías. Su mirada es intensa e inteligente. Su mano domina el retrato; de nuevo vemos el gesto de compromiso que ya vimos en El Expolio, lo que nos hace pensar en una historia del personaje que no conocemos. Su cadena de oro y su ropa nos cuentan algo de su estatus social. Nuestro caballero era al menos hidalgo, un noble, que quizás tenía alguna conexión con el mundo militar por la espada que sujeta.

LOS ÚLTIMOS AÑOS DEL GRECO

La obra del Greco se volvió cada vez mas novedosa, personal y extraña. La división cielo-tierra despareció en sus magníficas obras pintadas para el retablo del Colegio de María de Aragón en Madrid (actualmente en el Prado en su mayor parte). En ellas las figuras en la tierra parecen flotar en un espacio abstracto e irreal que siempre se ha considerado como la representación de lo sobrenatural.

ADORACIÓN DE LOS PASTORES

La Adoración de los Pastores del Museo del Prado es una de sus últimas obras, la última versión de un tema que repitió a lo largo de su carrera; pero que aquí tiene un significado especial, pues lo pintó para su tumba en la Iglesia de Santo Domingo (la historia de la tumba del Greco y lo que pasó con sus restos merece otro artículo).

Esas luces que nos hacen pensar en el contraluz barroco que llegará después, modelan el escenario extraño en el que tiene lugar la escena de la Adoración. Es probable que el Greco se autorretratase en la imagen del pastor arrodillado ante el niño.

TOLEDO

La ciudad de Toledo aparece en muchas de sus obras, casi siempre de fondo, aunque también realizó dos vistas  como tema principal. El de la imagen está en el Metropolitan Museum de Nueva York. Es una Toledo casi abstracta y un poco fantasmal que también podemos ver en el Laooconte, una pintura mitológica que se conserva en la National Gallery of Art, en Washington.  Los cielos tormentosos son también una característica de la obra del Greco.

LA INFLUENCIA DEL GRECO EN EL ARTE

Durante el siglo XVIII el Greco fue considerado un pintor extravagante y pasado de moda; pero a finales del XIX y los comienzos del XX la cosa cambió. En estos años cambia la percepción del artista y se valora especialmente la originalidad, y el Greco era precisamente eso: un pintor único con una manera de pintar muy personal; Su obra fue redescubierta y admirada por pintores como Manet, Zuloaga,  Cezanne, Picasso o Pollock.

Hoy la estética del Greco sigue vigente y nos atrae, aún cuando los temas religiosos quizás no conecten tanto con este mundo moderno como lo hacían en el siglo XVI.

ALGUNAS PALABRAS Y EXPRESIONES

Estar bajo la órbita es estar bajo el dominio o la influencia de otro país o persona.

La perspectiva es la capacidad de crear en un plano una visión tridimensional, que da sensación de realidad.

Hablar maravillas de algo o alguien es hablar muy bien, alabar.

Encargar es pedir con antelación un servicio o trabajo. Los artistas en estos siglos trabajaban casi siempre por encargo. Es decir, que había un cliente que encargaba una obra a un pintor o escultor y éste se comprometía a hacerla, para ello se firmaba un contrato. En muchos casos la obra se hacía en el taller. El Greco tuvo un taller importantísimo del que salieron muchas imágenes que él no siempre pintaba.

Caer en desgracia es perder la protección o el favor.

La Contrarreforma es la reacción de la Iglesia Católica frente a la Reforma protestante de Lutero. Mediante las normas que salieron del Concilio de Trento, siglo XVI, la Iglesia trató de reformarse a sí misma y de dar unas pautas para los modelos a seguir en el arte,  para que todos los católicos pudieran entender el mensaje.

La caricatura es un dibujo que  deforma distorsiona los rasgos del retratado para resaltar alguno de ellos con idea de satirizar, hacer alguna broma, o, incluso, criticar.

Mundano, de este mundo, terrenal.

La obra maestra es en arte una obra inmejorable, magnífica; puede ser la mejor obra de un artista.

El benefactor es la persona que apoya y ayuda a otra o a una institución, económicamente sobre todo.

El pleito es un enfrentamiento entre dos partes en un juicio. El Greco se vio envuelto en varios pleitos por el pago de sus obras. 

Un trampantojo es una «trampa al ojo», una ilusión óptica, un engaño a la vista.

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