El anuncio del Presidente  Carlos Arias Navarro de la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 dejó a los españoles en la incertidumbre. “¿Y ahora qué?”.  Unos esperaban continuar en la senda del Régimen franquista; otros miraban ilusionados la posibilidad de una España diferente. Esto es, a grandes rasgos, lo que sucedió en esos años que siguieron a la muerte del dictador: la Transición a la democracia.

JUAN CARLOS I

El primer protagonista de los años de la Transición fue Juan Carlos I. El príncipe había sido designado por el mismo Franco como su sucesor en 1969. En su testamento, Franco dejó claro que, tras su muerte, el Ejército debía apoyar en todo a su nuevo jefe.

Juan Carlos era mirado con recelo por unos y otros: para la oposición (que había vivido en la clandestinidad) Juan Carlos era un continuador de la dictadura; para los franquistas más convencidos, con el presidente Arias Navarro a la cabeza,  podía ser un peligro que acabara con su estilo de vida.

El príncipe sabía que España debía dejar de ser una dictadura si quería formar parte de una Europa moderna; por lo que era imprescindible llevar el país a la democracia.

Algunos de los protagonistas de la Transición, de izquierda a derecha: Santiago Carrillo, Austín Rodriguez Sahagún, Adolfo Suárez, Juan Carlos I, Felipe González y Manuel Fraga. Foto del Archivo ABC, 24/2/1981

TORCUATO FERNÁNDEZ Y ADOLFO SUÁREZ

La Transición a la democracia no fue nada fácil, pues todas las instituciones estaban controladas por franquistas.  Juan Carlos buscó el apoyo de dos de ellos que él sabía que tenían una menta abierta a los cambios, y que, como él, habían comprendido que estos eran necesarios.

Torcuato Fernández Miranda y Adolfo Suárez fueron los encargados de llevar a cabo la dificilísima misión. La labor de Torcuato Fernández Miranda fue allanar el terreno desde el punto de vista legal para la nueva Ley de la Reforma Política y conseguir que Adolfo Suárez fuera votado  como nuevo presidente del gobierno.

El primer objetivo de  Adolfo Suárez fue que el Parlamento franquista aprobara la Reforma (que en realidad era una ruptura con el mismo franquismo); lo logró con 425 votos a favor y 56 en contra. Suárez, con su don de gentes, hizo lo que mejor se le daba: hablar con unos y con otros, convenciéndoles de que esa Reforma era lo mejor para todos.

Una vez aprobada la Ley para la Reforma Política en el Parlamento, los ciudadanos la aprobaron en un Referéndum  el 15 de diciembre de 1976.

LA LEGALIZACIÓN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS

El siguiente paso fue convocar  las primeras elecciones democráticas para el siguiente año; no obstante, antes de las elecciones había mucho trabajo que hacer.

Suárez era consciente de que para llegar a una auténtica democracia debía legalizar todos los partidos políticos, que hasta entonces habían sido clandestinos. Eso incluía el  Partido Comunista (PC), odiado por  franquistas y gran parte de los militares.

La legalización del PC se llevó a cabo tras largas negociaciones entre su líder Santiago Carrillo y Adolfo Suárez. Carrillo tuvo que cambiar los estatutos de su partido, que era republicano, y aceptar una Monarquía Parlamentaria; Apareció en los medios de comunicación con la bandera española monárquica detrás de él con lo que muchos de los suyos lo consideraron un traidor.

Adolfo Suarez legalizó el PC en Semana Santa (la costumbre de los gobernantes de tomar decisiones complicadas justo cuando todo el mundo está de vacaciones no es nueva). El Ejército se sintió engañado por Suárez. Desde entonces los rumores sobre un posible Golpe de Estado estuvieron siempre presentes.

LOS ASESINATOS DE ATOCHA

Uno de los muchos acontecimientos que pusieron en peligro la Transición fue el  asesinato de cinco abogados laboralistas del sindicato CC.OO (Comisiones Obreras) en una oficina de la calle de Atocha a manos de un grupo de extrema derecha. Suárez temió que los comunistas reaccionaran de manera violenta entrando en una espiral de terror y asesinatos que hubiera puesto en peligro las cercanas elecciones generales.

Los funerales debían de celebrarse de la manera más pacífica posible y así fue.

 

«El Abrazo» o El monumento a los abogados laboralistas  de Juan Genovés en la Plaza de Antón Martín de Madrid recuerda este trágico suceso de enero de 1977.

LAS ELECCIONES DEL 15 DE JUNIO DE 1977

El partido de Suárez, la UCD, ganó las elecciones, quedando en la oposición el PSOE  de Felipe González (Partido Socialista Obrero Español), AP de Manuel Fraga (Alianza Popular), partido formado por parte del franquismo. El PC de Santiago Carrillo no consiguió muy buenos resultados.

La complicada situación económica de estos años (en mitad de la crisis del petróleo de los años 70) motivó a los diferentes partidos políticos a realizar varios pactos para salir de la crisis, son los llamados Pactos de la Moncloa firmados también  por empresarios y sindicatos. En los pactos se incluyeron medidas económicas, pero también políticas y sociales como ciertas mejoras en los derechos de las mujeres.

LA CONSTITUCIÓN DE 1978

Dentro del proceso de la Transición fue de gran importancia la elaboración de una nueva Constitución; no fue nada fácil la tarea de conciliar las peticiones de unos y otros. Los “padres de la Constitución” se reunieron varias veces en restaurantes u otros lugares como  el Parador de Gredos (donde hay una pequeña sala museo); tras duras negociaciones se redactó esta nueva Constitución que fue votada por los españoles y que aún está vigente.

LA DIMISIÓN DE ADOLFO SUÁREZ

Los problemas se multiplicaron para el primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez: el nuevo sistema autonómico que tenía como objetivo dar cierta libertad de autogobierno a Cataluña, País Vasco y Galicia (las llamadas Comunidades Históricas) se amplió al resto de España, creándose un sistema de división en Comunidades Autónomas que fue y es criticado todavía por muchos españoles.

Los numerosos atentados, muchos de ellos cometidos por el  grupo terrorista vasco E.T.A, especialmente contra militares, no contribuyeron a mejorar la situación. Las tensiones fueron creciend. 

Los verdaderos motivos de la dimisión de Adolfo Suárez  en 1981 no son del todo conocidas en la actualidad, pero algunos lo relacionan con el acontecimiento más dramático de la Transición: el Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.

EL GOLPE DE ESTADO DEL  23-F

Durante la investidura del nuevo presidente Leopoldo Calvo Sotelo, un grupo de militares, liderados por Antonio Tejero, entró en el Congreso de los Diputados disparando al aire. Mientras, los tanques de algunas divisiones como la de Brunete o la de Valencia debían salir a la calle y los conspiradores debían hacerse cargo de las instituciones.

Fueron horas dramáticas que todos los que lo vivimos, incluso siendo niños, recordamos de alguna manera u otra.  Terminó, cuando por fin, el nuevo rey Juan Carlos I salió en la Televisión, dejando claro que,  como Jefe del Ejército, no apoyaba  el Golpe;  poco a poco las cosas volvieron a la normalidad, pero las incógnitas sobre el Golpe y las numerosas teorías que todavía circulan han dado lugar a mucha literatura.

Exteriores del Congreso de los Diputados el 24 de febrero de 1981. Foto del Archivo ABC

LAS ELECCIONES DE 1982

En 1982 el PSOE de Felipe González ganó las elecciones.  En la oposición quedó AP, mientras que el partido de Suárez se hundió. Los historiadores suelen cerrar aquí este ciclo de la Transición; a partir de 1982 la anhelada democracia se consolidó y evolucionó hasta nuestros días.

Durante muchos años la Transición ha sido reconocida dentro y fuera de España como un proceso modélico de un régimen dictatorial a otro democrático en pocos años; sin embargo, hoy día, cada vez más se escuchan críticas que acusan a aquella Transición y a la Constitución de ser la causa de muchos de los males actuales. Ciertamente hubo errores, pero también grandes aciertos que pusieron las bases para que España se convirtiera en lo que es hoy.

oALGUNAS PALABRAS Y EXPRESIONES

La incertidumbre es la falta de certeza, de conocimiento de una situación, de lo que va a venir en el futuro… Algo que no sabemos si va a suceder es algo incierto.

Una senda es un camino, aquí tiene el sentido de dirección

El recelo; mirar con recelo algo es verlo con desconfianza y temor. Una persona recelosa es una persona que siempre desconfía o sospecha de algo.

La oposición en este contexto es el conjunto de partidos políticos que no están en el Gobierno.

La ruptura, cuando algo se rompe, tiene lugar una ruptura. Es decir, el sustantivo del verbo «romper»

Algo imprescindible es algo totalmente necesario, que no se puede vivir sin ello.

«Tener don de gentes» es tener simpatía, saber cómo caer bien a todo el mundo.

El rumor es una historia que circula, a veces confusa, pues no se sabe si es real o no.

Estar vigente: una ley, una orden, una costumbre está vigente cuando está en vigor, en funcionamiento.

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