No se entiende Murcia sin las huertas que la rodean. Lleguemos por donde lleguemos a esta ciudad de algo menos de medio millón de habitantes, atravesaremos un paisaje lleno de cultivos y canales de riego que siempre ha tenido una gran influencia en la historia de la ciudad.

MURCIA MUSULMANA

Cuando los musulmanes llegaron a la Península Ibérica, allá por el siglo VIII, la fueron conquistando unas veces mediante la guerra, otras mediante pactos con los nobles visigodos dueños del territorio. Fue así como el poderoso noble Teodomiro (Tudmir en árabe) consiguió mantener durante toda su vida el control de sus dominios con cierta autonomía,  pero siempre bajo el poder musulmán.

Posteriormente esta provincia de Tudmir, que incluía además territorios en Alicante y Albacete, pasó a manos de los emires y califas de Córdoba. Poco a poco la ciudad de Murcia fue creciendo, convertida en el centro administrativo de las fértiles tierras del Valle del Segura.

 

EL REY LOBO

Tuvo la Murcia musulmana uno de sus mejores momentos con Ibn Mardanish (1147-1172), conocido como “El Rey Lobo” o “Lope” por los cristianos.  Este monarca consiguió ampliar sus dominios y mantenerlos independientes ante la llegada de los almohades, que ya estaban controlando casi todo el territorio musulmán. 

Mardanish viene de Martínez, lo que revela los orígenes cristianos de este personaje, que, curiosamente, vestía a la manera cristiana.

En su corte destacaron poetas y artistas. Fue además un gran constructor al que debemos castillos como Monteagudo y el Castillejo. 

Pero mantener un territorio tan rico como éste  en tiempos medievales tenía un precio, las guerras no son gratis, y para pagarlas estaban los sufridos súbditos ahogados a impuestos. Con mano dura evitó y aplastó rebeliones, imponiendo una dictadura. Cruel, despótico y pervertido fueron algunos de los adjetivos con los que sus enemigos lo describían. Con todo, ha pasado a la Historia con un halo de misterio y leyenda.

Imponente y visible desde muchos puntos de la ciudad de la que dista pocos kilómetros, el Castillo de Monteagudo nos recuerda el pasado musulmán de la ciudad. En él vivió el Rey Lobo, pero también, en tiempos cristianos, Alfonso X el Sabio, cuando estuvo en Murcia. Es además un espectacular mirador a Murcia y su huerta.

Aunque no es mucho lo que ha quedado de la Murcia musulmana, todavía aparecen sorpresas excavando en diversos monumentos de la ciudad, como este Convento de Santa Clara, construido sobre el viejo Alcázar Menor del Rey Lobo. Se han encontrado y restaurado partes de la decoración del antiguo palacio musulmán.

LA MURCIA CRISTIANA

En 1264 Alfonso X el Sabio, con ayuda de su suegro Jaime I de Aragón, incorporó el Reino de Murcia  definitivamente al mundo cristiano, en concreto a Castilla. La ciudad cambia al construirse calles rectas y amplias como la Trapería y numerosas iglesias a las que acudían los vecinos agrupados por gremios: en torno a San Nicolás vivían los labradores mientras que los hidalgos y eclesiásticos lo hacían junto a Santa María. Los sastres iban  a San Pedro, San Bartolomé acogía a los plateros…, los musulmanes y judíos vivían en  la “Arrixaca” (el arrabal).

Estas fantásticas pinturas góticas conservadas en el Castillo-Parador de Alcañiz  nos cuentan la conquista de Murcia por las tropas castellanas de Alfonso X y aragonesas de Jaime I. En ellas vemos cómo iban equipados y vestidos los soldados  o cómo se organizaban los campamentos militares entre otros curiosos detalles.

Las huertas  se fueron poblando de moreras, pues despegó la industria de la seda, que desde el siglo XVII al XIX fue el motor económico de la ciudad.  La prosperidad económica fue fundamental para la construcción de espectaculares edificios barrocos, que, aún hoy, son emblemáticos en la ciudad. Muchos de ellos fueron impulsados por el Cardenal Belluga.

LA CATEDRAL DE MURCIA

Los peligros del mar, en forma de piratas, hicieron que la sede episcopal pasara de Cartagena al interior, a Murcia; era necesario construir una catedral. La comenzaron en el siglo XIV en estilo gótico sobre la antigua mezquita, se amplió durante el Renacimiento con la bellísima Capilla de los Vélez, una auténtica joya arquitectónica, llena de elementos decorativos muy originales, pero además la Catedral de Murcia está entre las más interesantes de estas construcciones en España por sus novedosas y atípicas bóvedas, como las de la Capilla de los Junterones o de la antesacristía.

 

La Capilla de los Vélez es una fantástica mezcla de varios estilos, diseñada a lo grande para ser panteón de la familia de Juan Chacón, una de las grandes personalidades del reinado de los Reyes Católicos, Su construcción está rodeada de misterios y leyendas.

La Capilla de los Junterones tiene una de las bóvedas más originales del Arte Español, por no hablar del maravilloso relieve que representa la Adoración de los Pastores. El italiano Fiorentino y el español Quijano dejaron sus huellas en esta capilla y en otros espectaculares rincones de la Catedral, como la Torre.

LA MURCIA BARROCA

El aspecto actual de la Catedral le debe mucho a Barroco; había dinero en la ciudad y esto se ve en la espectacular fachada y en la terminación de la Torre; ambas crean una de las imágenes icónicas de la ciudad.

Además de la Catedral, muchas de las iglesias se reforman en el nuevo estilo triunfante. Se llenan éstas de altares y retablos espectaculares. Muchos de ellos contienen obras maestras de los escultores del momento; entre ellos destaca la figura de Francisco Salzillo.

Desde el corazón del casco histórico de Murcia, la Plaza del Cardenal Belluga, se tiene una imagen icónica de la ciudad: la fachada de la Catedral, actualmente en restauración, y su torre.

FRANCISCO SALZILLO

Hijo del escultor italiano Nicolás Salzillo, Francisco se convirtió en el escultor de moda en Murcia y sus alrededores en el siglo XVIII.

Como señala Pardo Canalís, su biografía nos revela “un hombre fervoroso, trabajador infatigable, amante de su hogar y apasionado de su vocación de artista (…) Feliz en su rincón, ni envidiado ni envidioso, desligado de intrigas y ambiciones”. Descubrir el arte.es

En el Museo Salzillo aprendemos mucho de cómo funcionaba el taller del escultor; se conserva una colección de bocetos (pequeñas esculturas) con los que preparaba sus magníficas obras a tamaño natural. 

Además de crear un espectacular Belén, trabajó en los grandes pasos que hacen de la Semana Santa murciana una de las más espectaculares del país.

Las figuras en procesión parecen reales, también las que nos miran desde los retablos de las iglesias de Murcia. Sus rostros y manos, el movimiento y los colores de las esculturas de Salzillo impresionan a todo el que se acerca a verlas. Pero como “una imagen vale más que mil palabras”…:

El Museo Salzillo incluye una visita a la Iglesia de los Jesuitas en la que podemos ver los impresionantes pasos procesionales a tamaño natural. 

El Museo Salzillo guarda dos impresionantes belenes, uno napolitano y otro elaborado por el mismo Salzillo y su taller. La tradición de “poner el Belén” está especialmente arraigada en Murcia. Son varios los talleres en la ciudad y sus alrededores que realizan las figuras que luego se venden por toda España.

​LA MURCIA DECIMONÓNICA

La Murcia del siglo XIX nos dejó otro de los edificios más atractivos de la ciudad: el Casino. Su patio neoárabe, su biblioteca a la inglesa, sus espectaculares salones llenos de obras de arte son lugar de encuentro entre los murcianos, que acuden a sus actividades y exposiciones o a su restaurante y los turistas que se quedan con la boca abierta cuando entran en él.

MURCIA HOY

Me gusta Murcia, me gusta visitar sus edificios y museos, caminar por la Trapería, por el Paseo del Malecón o por la Gran Vía de Alfonso X, cuyo corazón, por cierto, se guarda en la catedral; seguir  las huellas de Salzillo por las iglesias para fijarme en las expresiones de sus esculturas, probar los dulces de las monjas de Santa Ana, las especialidades gastronómicas como la “marinera” o los vinos de la región, que suelen ser muy buenos…sobre todo si voy acompañada de mis amigos murcianos. 

ALGUNAS PALABRAS Y EXPRESIONES

Una huerta es un terreno en el que se cultivan verduras, legumbres o árboles frutales. Si el terreno es pequeño es un huerto.

Sufrido, una persona sufrida es una persona que sufre sus problemas con resignación. Los súbditos tenían pocas opciones de oponerse a los gobernantes.

Actuar con mano dura o mano de hierro es actuar con violencia y excesivo autoritarismo para lograr un objetivo.

Los gremios eran asociaciones de personas relacionadas con determinadas profesiones: sastrería, carpinteros, pintores…

La morera es la planta de la que se alimentan los gusanos de la seda.

Quedarse con la boca abierta, cuando uno se sorprende mucho, literalmente abre la boca…

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