No es fácil contar en pocos párrafos la larga historia de Sevilla, una ciudad que nunca se termina de ver, ya que recorrer todos los rincones, entrar en todos sus museos o monumentos o conocer sus joyas gastronómicas puede tenernos ocupados toda una vida, tanto si somos sevillanos como viajeros frecuentes.
LOS ORÍGENES DE SEVILLA
¿Desde cuándo existe Sevilla? Es una pregunta difícil de contestar. Tenemos información sobre la Hispalis romana, pero ¿y antes?. Algunos historiadores creen que aquí estuvo la mítica ciudad de Tartessos:
TARTESSOS
Heródoto (siglo V a.C.) y otros autores griegos escribieron sobre una ciudad muy rica en el sur de la península ibérica, cuyo rey, Argantonio, estaba cubierto de oro. En el siglo XIX los arqueólogos empezaron a buscar esa ciudad fantástica pero no la encontraron. Sí sabemos que desde el siglo VIII a. C. en la zona existía una cultura, mezcla entre las tribus autóctonas y las influencias de pueblos orientales, como los fenicios.
Hoy los historiadores dudan de la existencia de la ciudad de Tartessos, y si existió desconocemos dónde estaba situada; pero la existencia de la cultura sí es real. La aparición del Tesoro del Carambolo en 1958 cerca de Sevilla hizo pensar a muchos que la mítica ciudad podría estar a varios metros bajo el suelo de la Sevilla actual.
HISPALIS ROMANA
Hispalis es el nombre que los romanos dieron a esta ciudad de la que poco a poco van apareciendo más restos arqueológicos; en la calle Mármoles encontraron las columnas de un templo romano; dos de ellas fueron colocadas siglos después en la Alameda de Hércules, lugar popular para salir entre los sevillanos, pues está lleno de bares y restaurantes.
ITÁLICA
Pero si queremos hacernos una buena idea de cómo debió de ser la Hispalis romana debemos trasladarnos a la Santiponce, a pocos kilómetros de Sevilla; aquí los romanos fundaron Itálica hacia el 200 a.C. , se trata la ciudad más antigua del Imperio romano fuera de Italia. Aunque solamente se ha podido excavar una pequeña parte, los hallazgos han sido espectaculares; entre ellos está su imponente anfiteatro, el teatro y algunas casas romanas con excelentes mosaicos. Los emperadores romanos Adriano y Trajano son originarios de Itálica.
El Museo Arqueológico es un buen lugar para continuar investigando sobre las dos ciudades romanas; pero también existen otros museos como el sorprendente Palacio de Lebrija, en pleno centro.
La Condesa de Lebrija participó en la excavaciones en Itálica y se llevó lo que pudo a su palacio del siglo XVI, palacio que ella reformó en 1901 para instalar los mosaicos romanos en los suelos o esculturas en todas las esquinas consiguiendo así crear uno de los espacios más curiosos e interesantes de toda la ciudad.
Itálica tuvo unos 10000 habitantes; fue fundada por Escipión, para establecer en ella a sus soldados; desde allí se romanizó el resto de la península. Su anfiteatro es uno de los mayores del mundo romano; conserva detalles curiosos como los juegos grabados en el suelo a los que los gladiadores jugaban mientras esperaban su turno para salir a combatir; o grabados que nos indican cuáles eran los asientos VIP.
EL ANTIQUARIUM
Al construir las famosas “Setas” en la Plaza de la Encarnación, aparecieron numerosos restos romanos con los que se ha creado un interesantísimo museo: el Antiquarium, fundamental para conocer el pasado romano de la ciudad. Su visita se puede complementar con la subida a las terrazas, desde las que se obtiene una estupenda vista de Sevilla.
LOS VISIGODOS (siglos V al VIII)
Después de los romanos llegaron los visigodos. La ciudad cobró protagonismo cuando en el siglo VI el hijo del rey Leovigildo, Hermenegildo, se rebeló contra su padre y quiso imponer el catolicismo como religión oficial. Sevilla se convirtió en una de sus residencias. Al final Hermenegildo fue derrotado, pero siglos después Iglesia Católica lo canonizó y convirtió en héroe.
Dos figuras importantísimas de esta época visigoda fueron los hermanos Leandro e Isidoro de Sevilla. Especialmente este último fue clave en la cultura medieval europea. Sus Etimologías son toda una enciclopedia de su tiempo, en ellas trata una gran cantidad de temas (una especie de Wikipedia de la época). Él y su hermano, San Leandro, que fue obispo de Sevilla, aparecen en el escudo de la ciudad, acompañando a el rey Fernando III, que la conquistó en 1248.
Si quieres saber más sobre los visigodos, pincha aquí.
ISBILYA, LA SEVILLA MUSULMANA
Los musulmanes conquistaron la ciudad en el siglo VIII. Formó parte del califato de Córdoba, pero cuando éste cayó en el siglo X, Sevilla se convirtió en uno de los Reinos Taifas mas grandes e importantes; especialmente con el rey Almutamid que hizo de Sevilla una de las ciudades más refinadas del Al Andalus. No tuvo este personaje demasiada suerte pues acabó su vida en el destierro (murió en Marruecos) cuando fue expulsado por los almorávides, tribus procedentes de Marruecos que conquistaron la península ibérica y controlaron los reinos Taifas. Del mismo lugar llegaron después los almohades que convirtieron a Sevilla en su capital.
LA GIRALDA
La torre de la catedral de Sevilla, la Giralda, es en realidad el alminar de la vieja mezquita de los almohades, que en el siglo XII levantaron en la ciudad grandes construcciones. La famosa Torre del Oro servía para vigilar la entrada al puerto de Sevilla por su río, el Guadalquivir. Menos conocida es su hermana pequeña, la Torre de la Plata, que también se conserva, al igual que parte de la muralla, cerca de la Macarena.
LA SEVILLA CRISTIANA
El rey Fernando II “El Santo” conquistó Sevilla en 1248. Desde el siglo XIII se construyeron nuevos barrios como los de San Vicente o San Lorenzo, en ellos se levantaron palacios, conventos e iglesias, la mayoría en estilo mudéjar, que combinaba elementos cristianos con las técnicas y decoración musulmanas: San Marcos, Santa Martina, Omnium Sanctorum o el palacio de los Marqueses de la Algaba, que hoy es precisamente Centro de Interpretación del Mudéjar son parte del legado mudéjar sevillano.
LA CATEDRAL DE SEVILLA
En un principio el Cabildo conservó la vieja mezquita mayor, adaptándola al culto cristiano, sin embargo años después, a comienzos del siglo XV, Sevilla se había convertido en una de las principales sedes de la Iglesia Católica en España, con lo que vieron la necesidad de levantar una nueva catedral gótica en la que trabajaron durante siglos los mejores artistas del momento. En su interior fueron enterrados varios reyes de Castilla y León: Fernando III “El Santo”, Alfonso X y Pedro I.
EL ALCÁZAR DE SEVILLA
El palacio almohade del siglo XII, del que queda una pequeña parte en el Patio del Yeso, fue ampliado y modificado por los reyes cristianos que vivieron en él y que reformaron según sus gustos, mezclando el mudéjar, con el gótico o el renacimiento. Los Reyes Católicos pasaron en él varias temporadas igual que muchos otros reyes de España, como Carlos I, que se casó aquí con Isabel de Portugal, o Felipe V, que vivió en Sevilla durante algunos años. En la actualidad sigue siendo Residencia Real. Sus salones y jardines son tan maravillosos que no es extraño que hayan rodado aquí multitud de series y películas, entre ellas “Juego de Tronos”.
También inspiró a los viajeros románticos del siglo XIX, que quedaban maravillados por su exotismo. El cuadro de Raimundo de Madrazo, en el Museo del Prado, es uno de los ejemplos de la atracción que sintieron los artistas por este lugar.
EL BARRIO JUDÍO
La Judería de Sevilla estaba situada en los actuales barrios de Santa Cruz y San Bartolomé; el primero fue totalmente transformado en la primera parte del siglo XX y convertido en un escenario que atrae a turistas de todo el mundo; en el segundo se han construido algunos edificios modernos que desentonan con el conjunto; en cualquier caso es siempre un placer perderse en las calles de estos dos barrios y descubrir plazas escondidas, como la de las Tres Cruces, callejones, patios, conventos o la antigua sinagoga, hoy convertida en la una preciosa iglesia barroca: Santa María la Blanca, para la que el pintor Bartolomé Esteban Murillo realizó algunas de sus mejores obras.
LOS BARRIOS CRISTIANOS
San Lorenzo o San Vicente, los alrededores de la calle Feria o la zona conventual donde se encuentran Santa Paula, Santa Isabel o la iglesia de San Marcos son otros lugares para perderse. El barrio de San Lorenzo está organizado alrededor de la Iglesia de San Lorenzo o Jesús del Gran Poder, que junto con la Macarena es uno de los lugares de devoción más populares para los sevillanos. En esta zona podemos visitar también el Museo de Bellas Artes que alberga una importantísima colección de pintura y escultura de los mejores artistas sevillanos y del resto de España.
SEVILLA: PUERTA DE AMÉRICA
En el siglo XVI Sevilla fue una de las ciudades más pobladas e importantes de España, con 120000 habitantes; muchos de ellos llegaron atraídos por las posibilidades de una ciudad cosmopolita que tenía el monopolio comercial con América.
La Catedral se amplió con las aportaciones de excelentes arquitectos como Hernán Ruiz “el Mozo”, que construyó la parte alta de la Giralda, para instalar allí la veleta, conocida como el Giraldillo, además de la Sala Capitular y la Sacristía.
El Ayuntamiento del arquitecto Diego de Riaño es una de las principales y más características obras del Renacimiento español. Su decoración es típica del plateresco, con medallones que representan personalidades de la ciudad o de la España de la época.
Durante el siglo XX se siguió decorando la fachada que da a la Plaza de San Francisco, por eso se añadieron nuevas personalidades como la actriz y princesa Grace Kelly u Orson Welles, que pasaron por Sevilla. En la Plaza de San Francisco tenían lugar numerosos espectáculos públicos como los toros.
Los aristócratas construyeron magníficos palacios en el estilo del momento, el Renacimiento, aunque muchos de ellos tienen elementos góticos o mudéjares, como la Casa de Pilatos o el Palacio de las Dueñas, que actualmente pertenece a la familia de los Alba. El ejemplo de los nobles fue imitado por las familias enriquecidas de comerciantes como los Pinelo o los Mañara.
LA SEVILLA BARROCA
La Sevilla en los siglos XVII y XVIII era una ciudad de luces y sombras; por una parte deslumbraban sus palacios, iglesias, edificios públicos y conventos que mostraban la riqueza de las clases altas, mientras que los espectáculos públicos divertían a la gente y llenaban la ciudad de vida; sin embargo existe otra cara, la de la pobreza y las enfermedades que acabaron con muchos de sus habitantes, sobre todo a partir de la segunda mitad del XVII.
Arquitectos, escultores como el genial Juan Martínez Montañés, o pintores como el joven Velázquez, Murillo o Zurbarán llenaron los edificios de obras de arte maravillosas, que transmitían los mensajes de la Iglesia, pero que también contaban aspectos de la vida cotidiana de los sevillanos de la España de los Austrias.
LA CAPILLA DE SAN JOSÉ
El Barroco, como la propia Sevilla, está lleno de luces y sombras tal y como podemos comprobar cuando entramos en esta pequeña capilla, construida por el gremio de carpinteros para su hospital y dedicada a su santo patrón, San José. Es un espectáculo asombroso que nos traslada a otro mundo, el de la ilusión y el movimiento sin fin. Todo está lleno de ángeles colgando y lámparas de cristal que aún juegan mas con la luz y que nos guían hacia el altar con el retablo en forma de cueva en el que está la figura del santo. Es Barroco en estado puro.
El terremoto de Lisboa en 1755 obligó a reconstruir muchos edificios de la ciudad; pero también se construyeron algunos totalmente nuevos como la plaza de toros, la Maestranza, el Palacio de San Telmo (en la foto), o la Fábrica de Tabacos, que llegó a tener 2000 empleados y que hoy es parte de la Universidad. Este edificio quedará siempre relacionado con el mito Carmen, la famosa cigarrera que inmortalizaron Merimee y Bizet, convertida en uno de los principales tópicos de España.
LOS SIGLOS XIX Y XX
Dos siglos y dos exposiciones que marcaron para siempre la historia de la ciudad. La Exposición Iberoamericana de 1929 nos dejó lugares emblemáticos como la Plaza de España, del genial arquitecto Aníbal González, la de América y algunos edificios que hoy tienen otros usos.
El siglo XIX transcurrió entre catástrofes y alegrías. Epidemias como el cólera o la fiebre amarilla asolaron la ciudad, pero también llegaron importantes innovaciones como el ferrocarril o la iluminación pública o el empedrado de las calles.
En 1846 surgieron las Ferias ganaderas que dieron origen a una de las fiestas más populares de la ciudad: la Feria de Abril.
La Semana Santa se revalorizó y se convirtió en lo que es hoy, otra de las señas de identidad de la ciudad, en las que las Cofradías y Hermandades se vuelcan en preparas las procesiones y se revive el espíritu barroco.
En el siglo XX otra Exposición, la de 1992, mostró una Sevilla moderna. El AVE, tren de alta velocidad, que en dos horas y media llega a Madrid, revitalizó la vida económica de la ciudad.
Queda aún mucho por contar de Sevilla: los bares de tapas, mercados y lugares de ocio de los sevillanos, el patrimonio de los conventos, los artistas sevillanos… y el barrio de Triana, así que continuará…
ALGUNAS PALABRAS Y EXPRESIONES
Cobrar protagonismo, cobrar es recibir dinero por un trabajo realizado, aquí significa conseguir protagonismo, pasar a primer plano.
Tomar partido por alguien es ponerse de su lado cuando hay un conflicto contra otras personas.
Refinado una persona refinada es que tiene excelentes modales, al que le gustan las buenas cosas, delicado.
El Cabildo es el conjunto de religiosos miembros de una catedral, de la que se ocupan y administran. La palabra se puede usar también para el gobierno civil de una ciudad, el ayuntamiento.
Desentonar, algo desentona cuando contrasta negativamente con todo lo que está alrededor. Ej: Si vas vestido así, con unos vaqueros, a esa fiesta formal, vas a desentonar.
Deslumbrante, que deslumbra, aquí tiene el sentido de espectacular, maravilloso, admirable.
El destierro, desterrar es expulsar a alguien de un territorio, también podemos utilizar la palabra “exilio”.
Volcarse en algo, es hacer algo poniendo todo el esfuerzo.